Bouya Omar, una pesadilla muy real

Bouya Omar es un santo con supuestos poderes para expulsar los demonios de drogodependientes y dementes. Pero toda divinidad tiene su precio, y no iba ser menos en este mausoleo-aldea perdido a los pies del Atlas. El negocio que tienen montado las autoridades de la región a costa de este santo es muy boyante. En el verano de 2007 lo visité por vez primera. Me quedé muy impactado con lo que me encontré allí, personas con problemas psíquicos encadenadas que andaban por las calles vigiladas por sus guardianes, drogadictos recluidos en barracones encerrados con rejas y candados para pasar el mono. En esta primera visita me acompañó la periodista Lea del Pozo que escribió este reportaje para el Periódico de Cataluña: http://www.elperiodicodearagon.com/noticias/internacional/desintoxicacion-con-grillete_335380.html

 
                      Un hombre con problemas psíquicos deambula por la calles de Bouya Omar              REUTERS/Rafael Marchante


    Un hombre con los pies y manos encadenados es sacado de paseo por su guardián, al que no le gustó nada la presencia de periodistas.  REUTERS/Rafael Marchante


En 2008 visité otra vez al santo, esta vez acompañado de los periodistas Ilya U. Topper y Erena Calvo, íbamos a hacer un reportaje para Interviú, pero aquello acabó como el rosario de la aurora. Las autoridades del pueblo nos agredieron, a mí, un tipo me quitó una de las cámaras y salió corriendo. Ilya y yo empezamos a perseguirlo por todo el pueblo hasta que lo acorralamos, a él no se lo ocurrió otra cosa que tirarle la cámara a otro compinche que estaba detrás nuestra, y fue en pleno vuelo cuando conseguí recuperar la cámara. Al final tuvimos que salir escoltados por la policía. Aquí tienen el magnífico reportaje que escribieron Ilya y Erena para Interviú: http://www.interviu.es/reportajes/articulos/el-infierno-de-los-locos

                     Un chico se asoma a la ventana del barracón donde se encuentra recluido                REUTERS/Rafael Marchante


                       Un hombre camina encadenado por las calles de Bouya Omar                                  REUTERS/Rafael Marchante




Desgraciadamente nuestros reportajes no sirvieron para mucho, el negocio amparado por las autoridades marroquíes sigue y sigue.... y las pobres criaturas que llegan para ser curadas probablemente nunca salen mejor de como llegaron.


                      Vista del santuario de Bouya Omar                                                                               REUTERS/Rafael Marchante