Navidades con lo puesto
La Navidad de los sin techo en Lisboa, por Rafael Marchante
English text below
A mediados de Diciembre contacté con la organización "Comunidade Vida e Paz", los voluntarios de esta organización reparten todas las noches del año comida a 600 necesitados, la mayoría sin techos. En realidad el reparto de comida es un pretexto para poder hablar con ellos, escucharlos y aconsejarlos. Porque el principal objetivo de esta organización es sacarlos de la calle a través de alguno de sus programas de reinserción social. Alrededor de 25 voluntarios se dividen en cuatro furgonetas que recorren rutas diferentes por las calles de Lisboa. En plena vorágine navideña acompañé a los voluntarios por las diferentes rutas de reparto. Nos encontrábamos en la sede de la organización a las 8 de la tarde, y regresábamos no antes de las 2 de la madrugada. Yo iba en la misma camioneta de reparto con los voluntarios y los sacos de comida para los mendigos. Los voluntarios eran muy variados, te encontrabas gente joven, jubilados, gente exitosa, desempleados, pacifistas, guardias de seguridad, etc. Un dato que me llamó la atención sobre los voluntarios es que además de los 400 que se movilizan en los diferentes turnos de reparto, hay 500 voluntarios más en lista de espera dispuestos ayudar en cuanto se les necesite. La primera noche que salí con ellos me di cuenta que estos voluntarios conocían perfectamente a los sin techos que les repartían comida, sabían sus nombres, sus problemas, sus esperanzas…. pensé que a través de ellos sería más fácil acercarme a los mendigos para explicarles el reportaje que les quería hacer.
El reportaje que les quería hacer pretendía acercarnos sus miradas. Siempre tuve la sensación de que la gente por lo general cuando se cruza un mendigo esquiva su mirada, en cierta manera intentamos evitar su presencia, pensamos que por mirar para otro lado esa realidad no existe. Por eso intenté que las fotos fueran directas, que ellos tuvieran la oportunidad de mirarnos a los ojos sin posibilidad de esquivarlos. No solo les hice fotos, como era finales de Diciembre, me llevé la grabadora y les pregunté por lo que significaba para ellos la Navidad . Me hablaron de la Navidad y en muchas ocasiones de los problemas que les preocupaban. Fueron seis noches inolvidables para mi, por lo que vi y escuché de esas personas.
Los mendigos han existido a lo largo de toda la historia de la humanidad, se hace referencia a ellos en multitud de textos antiguos. Por tanto no es un problema nuevo. Un viejo problema pero que toma fuerza en estos tiempos. Porque en los últimos cinco años ha crecido el número de mendigos en 15 países de la Unión Europea. En cuatro de ellos, Grecia, Italia, España y Portugal, el problema se ha extendido a escalafones de la sociedad que hasta ahora habían sido inmunes al problema, por ejemplo, los propietarios de casas que no pueden pagar sus hipotecas porque han perdido su trabajo. Durante este reportaje he podido corroborar estos datos publicados en el último informe de la Federación de Organizaciones que trabajan con mendigos en la Unión Europea. He visto personas durmiendo en la calle que pertenecen a este nuevo perfil de mendigo. Personas que han perdido el empleo y se han quedado sin nada. Personas que hace un año hacían una vida normal, y que de repente una mala jugada de la vida los ha dejado en la calle. Personas que no se creen la pesadilla que están viviendo. Gracias a ellos he entendido que la línea que separa nuestras confortables vidas con la de los mendigos puede que sea más delgada de lo que pensamos.
Homeless Christmas in Lisbon
I first contacted the "Comunidade Vida e Paz" organization around mid-December. The volunteers distribute 600 meals every night to the needy, most of them are homeless. The food distribution is more of a pretext to reach out and talk to them and give advice. The main objective of this orgainzation is to get homeless people off the streets through social reintegration programs. Around 25 volunteers split up into four groups that travel around different parts of Lisbon in vans. In the middle of Christmas frenzy I tagged along with the volunteers on some of their routes through the Portuguese capital. A typical night would start by meeting at their offices at 8:00 p.m. and end around 2:00 a.m. I rode in the vans with an array of volunteers, ranging from young people, unemployed, retired, peace activists, security guards, etc. A figure that surprised me was that apart from the 400 active volunteers, there is a list of some 500 more volunteers ready should they be needed to help. From the first night it was evident that the volunteers were on a first name basis with the homeless, they knew their names, their stories... I thought that through the volunteers it would be easier for me to approach them and tell them what type of story I wanted to do.
I wanted to get the reader closer in to them, eye to eye. It seems to me that most people try to avoid looking at beggars, somehow trying to avoid their presence. We think that looking the other way will make the reality go away. Therefore I wanted my pictures to be straightforward, to give them a chance to look straight into our eyes without any chance of avoiding it. Since it was the end of December, apart from taking pictures I brought along an audio recorder and asked them awhat Christmas meant to them. They spoke about Christmas and their problems. Those six nights were unforgettable for what I saw and heard from them.
Beggars have been around throughout the history of mankind. There are references to beggars in a multitude of ancient writings. It is nothing new, just an old problem that has gained strength lately. In the last five years the numbers of beggars in the European Union has been on the rise. In Greece, Spain, Italy and Portugal the problem has multiplied and extended through parts of society which were immune up till now. Home owners who have lost their jobs and can no longer pay their mortgages. While covering this story I was able to confirm with my own eyes this increase documented in the latest study by a federation of organizations that work with homeless in the EU. I saw homeless people that belongn to a new class of beggars. People that have lost their jobs and everything they own. People who a year ago were living a normal life and somehow fell on the wrong side of luck. People who are in disbelief about the nightmare they are now living. Thanks to them I understand that the fine line that separates our comfortable lives with those of homeless can be thinner than one could imagine.
Rafael Marchante